"El destino del Angora Turco es fascinante porque es testigo de la historia en general y de la historia del gato de raza en particular" (extracto de la página web del LOOF). Este gato se conoce en Oriente desde hace más de 2.000 años. El Angora turco ya era descrito por los romanos, cuando Augusto Octavio, el primer emperador de Roma, describió a su gato blanco de ojos dorados como "delicado y refinado, noble e independiente". Los angoras turcos blancos eran propiedad sobre todo de ricos comerciantes, que los consideraban un símbolo de pureza, finura y riqueza. Fue el primer gato de pelo largo que llegó a Europa. El nombre de este gato procede del antiguo nombre de la capital de Turquía, hoy llamada Ankara. Dio nombre a todos los animales de "angora", es decir, los de pelo semilargo (por ejemplo, el conejo de angora). En el siglo XVII (hacia 1620), el explorador italiano Pietro Della Valle, intrigado por esta raza, fue el primero en describirlos. El naturalista francés Fabri trajo entonces algunos ejemplares de Turquía, convirtiéndose en el primer criador de la raza en Europa. Contrariamente a lo que podría pensarse, estos gatos no sólo procedían de Turquía: de hecho, en aquella época, algunos también eran originarios de Siria e Irán. Ya fue descrito científicamente en 1756, en particular por el naturalista Buffon en su Histoire naturelle: "Le chat d'angora tout blanc et à longs poils". A partir de entonces, el gato fue muy apreciado por toda la aristocracia europea, sobre todo en la corte francesa. Richelieu poseyó catorce, y los reyes desde Luis XIII hasta Luis XVI también los tuvieron, ya que eran un artículo de lujo. María Antonieta poseía varios y los envió a América antes de ser arrestada. Así fue como la raza llegó al Nuevo Mundo y dio lugar al maine coon. Linneo, para distinguirlo del gato doméstico y del cartujo, le dio el nombre de Cattus angorensis. Grandes pintores como Bachelier y Courbet lo han representado en sus estudios. En Inglaterra, este gato también era muy popular. En el siglo XIX, en asociación con los británicos, dio origen al Persa, al que transmitió el gen responsable del pelo largo. Por desgracia, fue víctima del gran éxito de este último. Estuvo a punto de extinguirse tras la Segunda Guerra Mundial. Los turcos, preocupados por la extinción de la raza, decidieron protegerla y se llevaron ejemplares al zoo de Ankara. A mediados del siglo XX, criadores de Europa y Estados Unidos decidieron importar Angoras turcos de Turquía, donde la raza está ahora protegida. Entre estos gatos importados, antepasados de nuestros Angoras turcos, se encuentran los gatos Yildiz y Yildizcik del zoo de Ankara. La raza despegó realmente en la década de 1970. La Cat Fancier Association (CFA) registró los primeros gatos en 1970 y reconoció la raza en 1973, al igual que la Fédération Internationale Féline (FIFé) en 1988. Sin embargo, hoy en día la raza sigue siendo relativamente rara y poco conocida, y se enfrenta a la dura competencia de razas más recientes de gatos de pelo largo y semilargo de las que procede: noruego, siberiano, Maine Coon y persa. Sigue estando protegido en el zoo de Ankara, donde aún pueden verse ejemplares que se exportan para enriquecer a criadores de todo el mundo. Cabe señalar que el Angora turco es una raza que no ha sido creada por el hombre, aunque éste haya intervenido para mejorar sus características: es una raza natural. |
Este gato se caracteriza por su pelaje semilargo muy sedoso, sin subpelo, y una silueta fina y esbelta que lo sitúa en la categoría de los gatos extranjeros como el Abyssin o el Azul Ruso. Raza felina muy antigua, el Angora turco está en el origen de todas las razas de pelo largo (Persa) y semilargo (Noruego, Maine Coon, etc.) que se encuentran en Europa y América. |
El Angora turco es un gato afectuoso, curioso, vivaz e inteligente. Siguen siendo juguetones durante toda su vida y son apreciados por los niños y las personas que buscan la compañía de un gato cariñoso. Deportistas, son excelentes cazadores a los que les encanta que los llamen. Le gusta esconderse en los rincones más pequeños de la casa o del piso, encaramarse a muebles altos para observar las actividades domésticas o sentarse sobre los hombros de su dueño. Se sentarán encantados delante de la pantalla del ordenador para observar lo que hace su amo, le mirarán fijamente a los ojos para llamar su atención o se posarán para verle ducharse. Muy afectuosos y cercanos a las personas, no llevan bien la soledad y necesitan participar en la vida de la casa estando presentes junto a su amo. Más bien habladores por naturaleza, tienen una amplia gama de maullidos para expresar sus diferentes estados de ánimo y atraer la atención de sus dueños. Sus maullidos son suaves y expresivos. Sin embargo, estos rasgos de carácter son totalmente individuales y dependen de la historia de cada gato. Hay que tratarlos con delicadeza, ya que son vivaces y tienen un carácter fuerte, y odian que se les fuerce. Sin embargo, son inteligentes y están dispuestos a complacer a su amo. Aprenden rápido y se adiestran con facilidad, y se utilizan en los circos para actos de habilidad. Se adaptan muy bien a sus congéneres y a otros animales con los que disfrutan jugando. Se trata de un gato muy equilibrado que disfrutará compartiendo la vida de una familia con niños y actividades diversas. Por eso algunos lo llaman gato/perro. El desarrollo sexual del Angora Turco es bastante precoz, alcanzando la madurez sexual en torno a los 8 o 10 meses. Este gatito muy juguetón seguirá siéndolo durante el resto de su vida. El comportamiento del gato dependerá también de cómo haya sido educado desde pequeño y de la relación que haya tenido con su madre y con los humanos. No es aconsejable separar a un gatito de su madre antes de los 3 meses, por el bien del futuro equilibrio del gato. |
Raza no creada por el hombre, el Angora Turco es robusto y no presenta problemas de salud particulares. Tienen una esperanza de vida de más de 15 años. En cuanto al mantenimiento, este gato no plantea problemas particulares, ya que no tiene subpelo y, a diferencia de otras razas de pelo semilargo, no se enreda. Un cepillado semanal en invierno y quincenal en verano es suficiente. Durante la muda, se puede evitar que el gato ingiera demasiado pelo lamiéndose, cepillándolo con más frecuencia. |