Al igual que el Siamois, el Korat y el Khao Manee, el Oriental es originario de Tailandia, de donde fue importado en 1850. Sólo se diferencia de éstos por el color del pelaje y los ojos. Todos llegaron al Reino Unido a finales del siglo XIX, pero los británicos preferían el Siamois al Oriental. En los primeros tiempos de la cría del Siamois, la raza aceptaba todos los patrones, colourpoint y sólidos. En la década de 1920, los clubes de cría del Siamois en Gran Bretaña decidieron concentrarse únicamente en el colourpoint y las demás variedades de color empezaron a desaparecer. Tras la Segunda Guerra Mundial, los programas de cría para introducir el color chocolate dieron lugar a la reaparición del patrón sólido. Al principio, cada nuevo color sólido se convertía en una nueva raza: el castaño extranjero, un color chocolate sólido, fue la primera raza reconocida por el GCCF en 1958, seguida por el lavanda, un color lila sólido5 y luego el blanco extranjero, la tercera raza reconocida. Los criadores pronto se dieron cuenta de que no era realista seguir con el modelo de «un color, una raza», dado el gran número de colores de pelaje que existían en los gatos. En el Reino Unido, se decidió dividir la raza Siamois en varias razas: los sujetos colourpoint siguieron siendo Siameses, los sólidos chocolate Chestnut brown extranjeros, que se importaron a Estados Unidos, los Havana brown, los extranjeros representaban los colores sólidos que no eran chocolate y los orientales contenían todos los demás colores. Al otro lado del Atlántico, los americanos adoptaron una clasificación más sencilla en dos razas: el Siamois, un gato colourpoint, y el Oriental shorthair, que contenía todos los demás colores. El Governing Council of the Cat Fancy (GCCF) no armonizó su clasificación con la de Estados Unidos hasta la década de 1990, excepto en el caso del Foreign white, que sigue siendo una raza por derecho propio en el Reino Unido. En 1968, los criadores estadounidenses iniciaron programas de cría, favoreciendo un tipo morfológico extremo, cercano al Siamois actual, mientras que los británicos preferían un tipo moderado. La CFA reconoció la raza en 1972 como Oriental shorthair. |
El gato oriental suele describirse como vivaz, afectuoso, inteligente y con una morfología extraña: a menudo se le compara con un galgo. Al gato oriental le gusta ponerse al nivel del ser humano, y esta obstinada convicción le lleva a exigir una relación de igualdad a la hora de intercambiar respeto, afecto y amabilidad. Se apega mucho más a su amo que a la casa donde vive, porque comprende muy bien que es de él de quien obtiene ternura, cobijo y alimento, y su gran orgullo le impedirá marcharse e independizarse. En cuanto a su lenguaje, el oriental se expresa vocalizando; su vocabulario es realmente extenso, y puede decirse que posee combinaciones infalibles de sonidos, hasta tal punto que llega a mantener verdaderas conversaciones. Sin embargo, también puede exagerar y llegar a ser molesto, incluso irritante. Se trata de un gato ideal para una familia, con niños no demasiado pequeños, ya que el carácter de los pequeños le divertirá pero acabará irritándole. |