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En homenaje a A LyrcoGracias a Cyrille |
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El viernes pasado perdí a mi mejor amigo: Lyrco, un cruce de cocker spaniel de 12 años que había compartido mi vida desde el principio (el segundo día de su existencia, para ser exactos). Así que escribo esta pequeña novela para tratar de desahogar un poco el dolor y rendir homenaje a este perro excepcional que siempre estuvo a mi lado, que nunca me juzgó, criticó o enfurruñó. El primero en abrazarme y lamerme la cara, a veces incluso en mitad de la noche. Lyrco, que se había vuelto epiléptico, tuvo un gran ataque el jueves por la noche y gritaba como un loco. Cuando se "despertó" sólo podía mover un lado, como si estuviera paralizado, y esto desencadenó otro ataque. Así que fui con un amigo al veterinario para ponerle fin a su sufrimiento. En el momento de la inyección, estaba en crisis permanente y no pude despedirme de él. Me dejó hacia las 8.40 de la mañana. Lo enterré no lejos de casa, en medio de abetos, con el sonido del río cerca. Realmente no me di cuenta hasta ese momento, cuando tuve que coger el cuerpo inerte de mi hermoso Lyrco, ponerlo en el fondo del agujero y taparlo, él que tenía tanto miedo a la oscuridad... Dios, es tan duro: dormir sin él hecho un ovillo contra mi estómago, ir a trabajar sin él y, por tanto, sin oírle gemir a eso de las 12 para que le dé de comer o para que pare para que pueda hacer pis... Le veo en todas partes. El primer día que fui a su tumba me pareció oírle gemir dos veces... Así que cavé de nuevo, pero fue en vano. Ya no respira. Le hice una bonita tumba rodeada de piedras con una cruz y una "L" de madera sobre la tumba. Al lado he puesto el tronco de madera que tanto le gustaba. Es tan difícil sobrevivir sin él. Siempre que me sentía mal, era Lyrco quien me apoyaba y consolaba... Pero ahora se ha ido y me siento sola y frágil, sin nada en lo que apoyarme. Mi Lyrco era mi brújula. Nuestra relación estaba fundida, nos entendíamos sin hablar. Era un amigo, un confidente, cercano y fiel a cada uno de mis pasos, a mi transformación de adolescente a adulto. Hace ya 5 días que se fue y su sola mención hace que se me salten las lágrimas, lágrimas de tristeza que sólo él supo detener. Daría el mundo entero por volver a estar con él un momento y decirle todo lo que nunca supo, mi amor por él y ese "gracias" por todo. Ahora la muerte ya no me asusta porque sé que él me está esperando. |