En homenaje a

Killer, mi amigo de toda la vida


Gracias a

Angie

Hace casi 6 años, recibí una llamada de una amiga preguntándome si conocía a alguien que pudiera querer a un pequeño rottweiler de 4 meses que su dueño había comprado en una tienda de animales y ya no quería.

Mi respuesta fue no, no conocía a nadie, pero mi marido quería uno desde hacía mucho tiempo, así que esa misma tarde nos pusimos en camino para conocer a esta bolita de pelo.

Cuando llegamos a casa de mi amiga, caímos rendidos ante este adorable cachorrito negro y fuego.

Se suponía que ibas a ser el perro de mi marido, pero te convertiste en mi propio amigo, mi confidente, mi hijo, tú a quien podía confiarlo todo, feliz por mis alegrías y triste por mis penas, mi amigo, mi protector, un amigo tan fiel, tierno y cariñoso.

Y un día un ataque epiléptico arruinó nuestra tranquilidad, y fuimos al veterinario que nos dijo que no nos preocupáramos, que era algo pasajero, pero se equivocaba, los ataques se hicieron cada vez más frecuentes, medicación y dolor, todo lo que yo no quería, tú no te merecías eso.

Así que, durante 2 años, tú y yo luchamos contra esta maldita enfermedad, con más y más medicación y dolor, y el dolor en mi corazón de no poder librarte de esta cosa que te hacía tanto daño.

Y luego, en ese mes de diciembre tan frío, fue el horror, ataques interminables durante dos días y dos noches, sin parar, cansaron tu corazón y entristecieron el mío al verte así.

Después de estas 50 horas sin dormir, se tomó la decisión de acabar con tu sufrimiento, subiste al coche sin ninguna alegría, contrariamente a tus costumbres, el camino hacia la muerte fue muy triste, te miro y me digo que es la mejor solución para ti para que vuelvas a encontrar tu paz y tranquilidad, pero mi corazón sufre por esta decisión.

Y aquí estamos...

Estoy llorando, mi marido está llorando, y tú estás tan tranquilo, te estamos poniendo en esta mesa que a veces salva vidas pero que te va a costar la vida, mil veces te he pedido perdón por lo que he hecho, te quiero tanto, amigo mío, pero no quiero verte sufrir más, te hablo, te acaricio, Te hablo, te acaricio, eres tan buena y entonces la aguja entra en tu vena y te cojo en mis brazos y lloro tanto que no puedo parar, te pido perdón, te duermes plácidamente y me culpo, me odio y al mismo tiempo estoy segura de haber tomado la decisión correcta.

Me quedo a solas contigo unos instantes, te toco, no quiero dejarte y sin embargo tengo que hacerlo, te voy a echar tanto de menos, te echo tanto de menos, tú que siempre estabas conmigo, donde yo estaba tú también estabas y ahora me voy, tu casa ahora es mi corazón, porque nunca te olvidaré, tú que me diste tanto en esos dos años de felicidad y unión, tú de quien me quité la vida.

Pienso en ti y el tiempo ha hecho muy poco por borrar mi dolor, así que intento pensar en los momentos de felicidad que pasamos juntos, la fiesta que me montabas cuando volvía del trabajo o sólo 5 minutos, para ti era lo mismo, los baños en el lago, los paseos por el bosque y las vacaciones en Bretaña, cuando volvías todo mojado de agua de mar y cubierto de arena, las cabalgatas por las escaleras de la casa bretona y los juegos con Joyce.

Ella, que siempre está ahí, también debe pensar a menudo en ti.

No hace mucho tu amigo Timmy se unió a ti en el cielo de los perritos, yo también le echo de menos pero os habréis reencontrado y estaréis actuando como locos como cuando estabais allí.

Me gustaría tanto poder verte, tocarte y decirte que te quiero tanto, algún día sé que nos volveremos a encontrar y eso es lo que me ayuda a seguir mi camino, pero hasta ese día hablo de ti a mi alrededor, todo el mundo te conoce aunque algunos no hayan tenido la suerte de haberte conocido, lo hago con alegría, así es como te mantengo vivo, en mi corazón y en mis historias.

Gracias por ser mi amigo, porque he tenido la fabulosa suerte de tener un amigo de verdad, hasta pronto Killer...

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