En homenaje a

Si las cosas hubieran sido diferentes...


Gracias a

Con la autorización permanente del autor y a condición de que se respete su espíritu, este relato puede publicarse o copiarse. Este permiso se da con la esperanza de que ponga fin a la cría por parte de criadores inmorales que crían, no por el bienestar de estos animales o para mejorar la raza, sino únicamente por su propio beneficio.

Estoy muy asustada.

Todos me abrazan, lloran y puedo sentir sus lágrimas en mi suave pelaje.

Siento su amor y su pena.

Les lamo suavemente las manos, incluso el veterinario no parece desagradable hoy.

Es tierno y siento un alivio de mi dolor.

La niña me abraza suavemente y le agradezco todo su amor.

Siento un pequeño pinchazo en la pata delantera, el dolor desaparece y siento que me invade la paz.

Le lamo suavemente las manos.

Mi visión se nubla y, como en un sueño, veo a mi mamá y a mis hermanos a lo lejos, en un espacio verde.

Me dicen que allí no hay dolor, sólo paz y felicidad.

Me despido de mi familia de la única manera que sé, con un suave movimiento de mi cola y un suave empujón con mi nariz.

Esperaba pasar muchos, muchos años con ellos, pero el destino decidió otra cosa.

Los cachorros que venden en las tiendas de animales no proceden de criadores con sentido de la responsabilidad.

El dolor ya ha cesado y sé que pasarán años antes de que vuelva a ver a mi querida familia.

Si hubiera sido diferente...

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