En homenaje a

Vick, mi confidente


Gracias a

Boidin

Mi Vick, te quise como a una hermana, fuiste mi confidente hasta el día en que el tractor de tu Tonton dio marcha atrás y te atropelló cuando sólo tenías 4 años.

Yo tenía 6, tengo 12 pero mi corazón aún no se ha curado.

Te quiero.

Mi bebé, eras como un diamante, emergiendo de un claro manantial cuando salí del hospital, no te conocía pero me agaché y tranquilamente pusiste una pata en mi pierna.

Saqué ese estúpido nombre «Dominó», derramando una lágrima sobre tu cabecita de perro perdido sin collar, sin tatuaje, luego salí del hospital pero un pellizco me hizo volver atrás.

Te habías ido.

Dominó, si has muerto desde entonces, cuida de Milou, sin la cual este blog no existiría.

Mi perro blanco de pelo largo con manchas negras.

Si encuentro un perro perdido le daré una vida hermosa.

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