Tenías 8 meses cuando llegaste a casa con Bijou que sólo tenía 8 semanas, pero iba a ser tu hermana para toda la vida, por desgracia nos dejó 1 año y 4 meses antes de que te fueras.

Cuando llegaste a casa, enseguida encontraste peluches que te encantaron y que te acompañaron, al igual que a muchos otros, durante tu demasiado corta vida con nosotros.

Te castraron poco después de tu llegada y la vida siguió su curso : 12 años y 2 meses de felicidad, hasta el 27 de febrero de 2023.

Te convertiste en nuestro pequeño Bébé Tchou dorado, un verdadero amor de perrito.

Corrías por el jardín con Bijou, pero Julia prefería estirarse en el césped. Cuando hacías el tonto con tu hermana, era una auténtica alegría vivir.

Cada 4 meses, hacías un viaje para ver a Sonia, tu peluquera favorita, y nunca sin Bijou. Te encantaba que te acicalaran y apreciabas los cumplidos a cambio.

Gracias a ti se salvó la pequeña Julia, cuya cicatriz de la operación era difícil de curar. Emprendiste la larga tarea de besar su barriguita y por fin pudimos ver que cicatrizaba correctamente. Mantuviste esta costumbre de besarla todos los días y ella lo agradeció. Podemos agradecerte este esfuerzo a largo plazo.

Aparte de alguna pequeña herida o accidente ocasional mientras jugabas, siempre gozaste de muy buena salud y, lo que es más, te encantaban las cosas buenas como las golosinas para tu perro, así como los nic-nacs y los tocadores antes de irte a la cama. También eras un gran aficionado a la fruta y la verdura, que comías cocidas o crudas, todo hecho harina en el molino.

También adquiriste la costumbre de lavarme la cabeza por la noche antes de acostarte, acomodándote en las almohadas y haciéndolo de todo corazón. Tengo que admitir que a veces me irritaba e intentaba que dejaras de hacerlo, pero no siempre funcionaba.

Todas las mañanas venías a buscarme a la cama, y eras gracioso porque empezabas a lamerme y luego acababas tumbado contra mí con las manos en mi hombro, y nos íbamos a dar una pequeña sesión de besos.

Creo que, viendo todo el cariño que recibía de ti, conseguí hacerte feliz.

En una revisión veterinaria, se dio cuenta de que tenías un pequeño soplo en el corazón que había que tratar con medicación. Después, tras casi 2 años de tratamiento, empezaste a toser con regularidad y entonces fue una puñalada trapera: tenías un edema pulmonar. Se le hicieron radiografías y se inició un tratamiento complementario al del corazón. Durante unas semanas prácticamente no tosió, pero pronto volvió a hacerlo.

El veterinario tomó una muestra de sangre y los resultados no hicieron más que confirmar los graves problemas de salud, junto con una alteración de la vesícula biliar.

A partir de ese momento, las cosas se descontrolaron rápidamente. Bebías mucho y cada vez comías menos, incluso las cosas que antes te gustaban ya no te gustaban. Seguías sin querer comer nada que no fueran unas pocas salchichas, así que lo intentamos todo -pechuga de pollo, filete, gel para abrirte el apetito-, pero nada funcionó. Por último, ya no querías ni beber.

Así que llamé al veterinario y le pedí que viniera lo antes posible. Te echó un largo vistazo y finalmente, de mutuo acuerdo, decidimos dejarte marchar con dignidad, porque el cáncer estaba ocupado comiéndote un poco más cada día, y el cordón de ganglios linfáticos de tu cuello empezaba a formarse. Así que tuvimos que tomar esa gran decisión que siempre tememos, y ya lo habíamos hablado largo y tendido con Albine.

Estabas tan guapa y tan relajada que seguí creyendo con todo mi corazón.

Así que cerraste tus hermosos ojos para siempre, qué mal momento para pasar, y esa última mirada, qué tristeza en nuestros ojos pero qué alivio que no sufrieras este cáncer.

Como todos los demás loulous, fuiste incinerado y ahora descansas en mi jardín secreto, donde tendrás las bonitas flores que tanto te gustaban. Te veo todos los días con una lágrima en el rabillo del ojo y luego con el tiempo....

La tristeza se irá... pero tú permanecerás en mi corazón para siempre.

Siempre serás mi pequeño Bobby dorado Bébé Tchou, mi loulou d'amour que me dio tanta amistad, tanto amor con una sinceridad que nunca he visto en un ser humano.

Todavía me queda el amor de Clochette, nuestro último rescate, pero ningún otro cachorro te sustituirá, eras único con tu verdadero carácter de zorro, nunca te olvidaré, tú también te has ido, llevándote contigo un rincón de mi corazón, eras un hijo adorable.

Lo sé, dentro de unos meses, unos años... pero te quise tanto a pesar del poco tiempo que pasaste conmigo, tú también tienes una foto delante de mi ordenador y me parece que, como todos los demás cachorros, me estás diciendo :

No es culpa tuya Francis, yo también lloro donde estoy, al separarme de ti, pero nuestros corazones están unidos para toda la vida (la que te queda sin mí).

Por favor, papá mío, no me olvides nunca, fuiste mi aliento de vida y si pudiera tener una segunda vida, la pasaría contigo, realmente tuve una vida feliz contigo, por desgracia demasiado corta.

Adiós mi amigo de toda la vida, por favor no llores, ya no estoy aquí para consolarte, así que hazme este favor, cuando mires mi foto, regálame una sonrisa.... Si puedes.

No olvides que te quise de verdad, y no pierdas la esperanza, un día, en el cielo, nos volveremos a encontrar y nada nos volverá a separar.

El vacío que dejarás cuando me dejes nunca se llenará.

La herida de mi corazón nunca cicatrizará.

A pesar del paso del tiempo, siempre estás tan presente en mis pensamientos y en mi corazón.

Este tiempo que pasa impasible ante el sufrimiento humano...



Sé feliz mi Bebé Tchou de amor en este mundo donde todos los animales son iguales y protege a quien te amó y que nunca te olvidará.

 

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