Llegaste a nuestras vidas cuando una asociación francesa nos pidió que te adoptáramos. Habías vivido en España, pero la vida no te había tratado bien allí, así que la asociación decidió salvarte y encontrarte una familia para toda la vida. Tenías casi 7 años y ya contabas con un famoso historial médico. Tenías una gran cicatriz de quemadura en la espalda y te faltaban 18 dientes, que tuvieron que extraerte en Francia porque tenías la boca muy dañada. Afortunadamente, estabas esterilizada, así que no te volvieron a sacrificar. Fuiste adoptada enseguida por tus nuevas hermanas y tu nuevo hermano, y empezó para ti una nueva vida con mimos todo el tiempo que quisieras, calorcito y tu barriguita llena de cosas buenas y la vida hizo el resto, pero sólo te siguieron 3 años y 8 meses de felicidad. Te convertiste en nuestra querida Tania (Mouni Mouni), una perrita realmente encantadora.
Durante unos meses, correteabas por el jardín con Bobby y tus hermanas, las acumulaciones te las pagabas haciendo el tonto con tu hermano, era realmente la alegría de vivir. Cada 4 meses, te ibas de excursión a ver a Sonia, tu peluquera favorita. Te encantaba que te acicalaran y apreciabas los cumplidos a cambio. Pensábamos que eras un poco perezoso a la hora de moverte, pero al final fue un verdadero impedimento. Tenías que subir al sofá porque no podías saltar sobre él, y lo mismo ocurría para subir a la cama. Bajar del sofá era lo mismo, tenías que bajarte la mayor parte del tiempo. Y para ir a hacer tus necesidades, te tenían que llevar en brazos, eran los famosos «taxis Momoune», con los que bromeábamos. Pronto dejaste de salir a pasear por el jardín, corriendo todo el camino de vuelta a casa. Así que te pasaba algo, pero ¿qué era? Sólo más tarde comprendimos lo que pasaba. Se realizaron numerosos exámenes clínicos, pero sin ninguna respuesta. Así que seguimos mimándote, esperando que las cosas mejoraran, pero nada cambió, todo el mundo hacía sus «momoune taxis» según las necesidades y tú lo apreciabas mucho. Por la noche, antes de irte a dormir y después de tu tocador, esperabas tranquilamente tu trocito de Ricola, y luego era el pequeño ritual de los besos en cuanto apagaba la lámpara, esperando ese momento en que te acurrucabas contra mí, con la cabeza en mi brazo o en mi hombro y no dejabas de mirarme. Cuando apagaba la luz, empezabas a lamerme la cabeza y a ronronear porque estabas muy excitada, luego bajabas el ritmo lentamente y finalmente te quedabas dormida contra mí. Luego bajabas a comer y beber, es muy raro que comas durante el día. Cuando acababas de comer, venías a arañar el brazo de tu madre para que te volviera a poner en la cama. Creo que, al ver todo el amor que recibía de ti, que era capaz de hacerte feliz, ese era mi mayor deseo y el de tu mamá. Pero algo nos intrigaba, el color de tu vientre, a veces era rosa, a veces un poco malva, a veces se veían las venas con bastante claridad. Los veterinarios tomaron algunas muestras de sangre y descubrieron que tenías un problema hepático y biliar. Le recetaron un tratamiento, pero sin mucha mejoría. De un día para otro te negaste a comer, incluso alimentos muy blandos. Pensé que te dolían las muelas y fuimos al veterinario. Pero tus dientes, los que te quedaban, aunque no eran perfectos, no eran la causa. Hicimos otro análisis de sangre y esa misma tarde el veterinario me llamó por teléfono para decirme que tu hígado y tu bilis no mejoraban y que también había un poco de ictericia. El veterinario se ofreció entonces a ayudarle con un tratamiento ligero de Medrol, y me di cuenta de que era el principio del fin para mi Moumone, 1/2 comprimido durante unos días y luego sólo 1/4 de comprimido al día. Fue como una inyección en el brazo, tenías un apetito como nunca te había visto antes, comías 2 tarritos de arroz, zanahorias y carne en lata muy apetitosa. Sin embargo, tu madre redujo la cantidad porque tampoco quería que comieras demasiado. Durante 15 días seguiste comiendo bien, incluso habías recuperado un kilo y medio, qué alegría, pero por desgracia pronto nos desilusionamos. El sábado por la noche, realmente no te encontrabas bien, a menudo echabas espuma amarillenta y apenas habías comido nada en todo el día. El domingo por la mañana, como todas las mañanas, me acerqué a saludarte al sofá, pero estabas realmente muy mal, así que intenté llamar por teléfono al veterinario de guardia, pero desgraciadamente me llamó un veterinario que no me gustaba y en el que no confiaba, que me colgó 3 veces, lo cual es una falta muy grave. Volví a acariciarte la mejilla y cuando vi que tu mirada se clavaba en la mía, entendí lo que me decías: Adiós papi, gracias por todo lo que has hecho por mí pero mi cuerpecito no puede más, me voy a reunir con mis hermanas en su nube. Cerré los ojos y unos segundos después Albine me dijo que se había acabado, que se había ido.
Así que cerraste tus preciosos ojos para siempre el domingo 10 de abril de 2022, qué mal lo pasaste, y esa última mirada, qué tristeza en nuestros ojos pero qué alivio que realmente no sufrieras este cáncer.
Como todos los demás loulous, fuiste incinerado y ahora descansas en tu pequeña urna, te veo todos los días con una lágrima en el rabillo del ojo y luego con el tiempo.... La tristeza se irá... pero tú permanecerás en mi corazón para siempre. Siempre serás mi pequeña Mouni Mouni dorada, mi hija cariñosa que me dio tanta amistad, tanto amor con una sinceridad que nunca he conocido en un ser humano. Todavía me queda el amor de Bobby y de la nueva hermana que apenas conociste, Clochette, una labradora de 9 años cuya mamá humana había muerto, pero ninguna de ellas te sustituirá, eras única con tu carácter de auténtica zorra, nunca te olvidaré, tú también te has ido, llevándote contigo un rincón de mi corazón, eras una niña adorable. Lo sé, dentro de unos meses, unos años... pero te quise tanto a pesar del poco tiempo que pasaste conmigo, tú también tienes una foto delante de mi ordenador y me parece que, como todos los demás cachorros, me estás diciendo : No es culpa tuya, Francis, yo también lloro, donde estoy, al separarme de ti, pero nuestros corazones están unidos para toda la vida (la que te queda sin mí). Por favor, papá mío, no me olvides nunca, fuiste mi aliento de vida y si pudiera tener una segunda vida, la pasaría contigo, realmente tuve una vida feliz contigo, por desgracia demasiado corta. Adiós mi amigo de toda la vida, por favor no llores, ya no estoy aquí para consolarte, así que hazme este favor, cuando mires mi foto, regálame una sonrisa.... Si puedes. No olvides que te quise de verdad, y no pierdas la esperanza, un día, en el cielo, nos volveremos a encontrar y nada nos volverá a separar. |
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El vacío que dejarás cuando me dejes nunca se llenará.
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