Dar a luz a veces también tiene sus problemas

 

No es fácil prever un problema durante el parto y ser consciente de una anomalía en ese momento. Sin embargo, la mayoría de los problemas que surgen en esta fase pueden resolverse fácilmente, siempre que no cunda el pánico innecesariamente. Muchos criadores complican ellos mismos la situación porque están impacientes por que la perra termine de parir e intentan precipitar las cosas. Recuerda que el lema de los obstetras es: «el arte del parto es saber esperar».

DISTOCIAS

Este término se utiliza para describir las complicaciones que pueden surgir durante el parto, comprometiendo así su buen desarrollo. Existen varias situaciones posibles:

1 - INERCIA UTERINA PRIMARIA

También conocida como «atonía uterina», se caracteriza por una perra que, debido a contracciones insuficientes de su útero, es incapaz de expulsar cachorros de tamaño normal a través de un tracto genital normalmente preparado y dilatado.
¿Cómo puede ocurrir esto? En primer lugar, algunas razas están predispuestas. Las razas pequeñas (terriers, caniches, galgos pequeños) o, por el contrario, ciertos molosos son más propensos a ello. Un mal mantenimiento (parasitismo, desnutrición), la obesidad o la edad pueden predisponer a una perra a la atonía uterina. Por otra parte, parece que las perras que ya han mostrado inercia uterina tienen tendencia a volver a hacerlo en los siguientes partos. Algunos criadores hablan también de linajes, es decir, de familias de perras afectadas de madre a hija.
Las perras afectadas parecen prepararse normalmente para el parto, pero en ningún momento se producen contracciones abdominales reales para expulsar a los fetos. A veces, uno o dos cachorros consiguen salir, pero sólo tras horas de espera. Y después, ¡nada! Después de esperar 3 horas sin la menor contracción, debes llamar al veterinario de guardia.
Tras comprobar que no hay obstáculos en el camino de los cachorros mediante un examen clínico y posiblemente una radiografía, el tratamiento consistirá en inyectar una hormona que contrae el útero: la oxitocina. Esta sustancia es muy eficaz y a veces la utilizan directamente los criadores. Sin embargo, no está exenta de peligros y, cuando se utiliza mal, puede causar más daños que beneficios. La oxitocina se combina a veces con infusiones de calcio. El calcio es esencial para que el útero se contraiga, y en casos de atonía uterina, especialmente en razas pequeñas, la falta de calcio puede exacerbar la falta de tono uterino. Por lo tanto, es útil complementar los demás tratamientos de la atonía de la perra.

OXITOCINA Y CALCIO

¿Cómo provoca la oxitocina la contracción del útero? En realidad, esta hormona promueve la movilización y el uso del calcio por parte del músculo uterino, ya que el calcio es absolutamente esencial para todas las contracciones musculares del cuerpo.
Cuando la oxitocina no funciona correctamente en el momento del parto, los veterinarios suelen inyectar calcio para intentar favorecer la acción de la hormona. El calcio suele administrarse en forma de infusión o directamente en vena.
También hay quien prefiere inyectar la oxitocina por vía intravenosa, alegando que así la sustancia se distribuye más uniformemente por todo el cuerpo y es más eficaz. No siempre es fácil hacerlo, sobre todo porque es casi imposible conectar y mantener una infusión en una perra que está pariendo y suele estar muy agitada.

2 - INERCIA UTERINA SECUNDARIA

Aquí nos encontramos con una perra que ha tenido contracciones normales en las primeras fases del parto, pero que en algún momento da paso a la atonía uterina. Esto suele deberse a una obstrucción (un cachorro demasiado grande o mal colocado, por ejemplo). La perra puja y puja y tiene contracciones prolongadas y a veces dolorosas e improductivas. Entonces aparece la fatiga uterina y todo parece detenerse. Si no has vigilado de cerca a tu perra, no siempre es fácil distinguir entre esto y la inercia primaria, y sólo un examen clínico o radiográfico realizado por tu veterinario podrá establecer la diferencia.
Es el caso de las perras de tamaño mediano o grande que paren un gran número de cachorros. Cuando estas perras han expulsado a la mitad o dos tercios de la camada, todo se detiene durante un rato, a veces durante varias horas. Es como si el útero estuviera cansado, no pudiera contraerse y necesitara varias horas para recuperarse.
En cualquier caso, las inyecciones masivas de oxitocina no harán nada para cambiar la inercia uterina, por lo que es aconsejable adoptar un enfoque razonado y, si se sospecha de atonía secundaria, consultar a un veterinario sin demora. Por desgracia, a menudo será necesario practicar una cesárea para dar a luz al resto de los cachorros.

LOS PELIGROS DE LA OXITOCINA

El nacimiento de los cachorros es una de las etapas más importantes de la cría. De hecho, obtener recién nacidos sanos es el objetivo de todo criador, que suele estar muy atento a controlar y, si es necesario, asistir los partos. Para ello se utilizan con frecuencia medicamentos obstétricos, en primer lugar la famosa oxitocina, a menudo denominada «posthipofisiaria», que no siempre es inocua. No es necesario entrar en los efectos e indicaciones exactas de esta sustancia, muy utilizada en la cría de animales.

LA OXITOCINA PROVOCA CONTRACCIONES UTERINAS

La oxitocina es una hormona que normalmente se libera en el organismo durante el parto, ya que provoca la contracción del útero, necesaria para la expulsión de los cachorros. Es producida por la hipófisis, más concretamente por la poshipófisis, que produce oxitocina, de ahí el nombre que a veces dan los criadores a esta hormona. Esta hormona es notablemente eficaz para desencadenar contracciones uterinas. Volveremos sobre este tema más adelante en el artículo, pero es importante recordar que no es necesario utilizar dosis elevadas de esta sustancia para obtener un efecto; el útero se contrae sin problemas bajo la acción de dosis muy bajas de oxitocina.
La oxitocina inyectable está disponible en el mercado y muchos criadores toman la iniciativa de almacenarla en su farmacia antes del parto, por si surge alguna dificultad. No siempre la utilizan correctamente, lo que puede ser peligroso.

LA OXITOCINA SÓLO FUNCIONA SI LA PERRA ESTÁ A TÉRMINO

El único factor importante para que la oxitocina funcione realmente es que la perra esté a término. Esto se debe a que la oxitocina actúa en el útero a través de zonas específicas que actúan como regiones de acoplamiento entre esta hormona y el músculo uterino, conocidas como receptores. Si no hay receptores, se pueden inyectar dosis masivas de oxitocina a una perra, pero su útero apenas se contraerá.
Sin embargo, durante la gestación, el cuerpo segrega otra hormona, la progesterona. Esta hormona es absolutamente esencial para la supervivencia de los cachorros y para garantizar que la gestación llegue a término. Si la secreción de progesterona se interrumpe por cualquier motivo, se producirá un aborto.
Una de las acciones de la progesterona es impedir la aparición de receptores de oxitocina en el útero. En otras palabras, mientras se libere progesterona en el organismo, la oxitocina será ineficaz para desencadenar contracciones uterinas.

LA OXITOCINA NO TIENE NINGÚN EFECTO SOBRE LA APERTURA DEL CUELLO UTERINO

Para que el parto se produzca correctamente, deben confluir dos factores: que se produzcan contracciones uterinas para expulsar a las crías -y la oxitocina desempeña un papel fundamental en ello-, pero también que el cuello del útero, una especie de esclusa que separa el cuello del útero de la vagina, esté abierto para permitir la entrada de los cachorros. Es el fenómeno de la «maduración cervical». La oxitocina no desempeña ningún papel en este proceso.
¿Qué ocurre si se intenta inducir un parto con oxitocina cuando el cuello uterino no está completamente abierto, aunque la perra esté prácticamente a término? El útero se contraerá, las placentas de los cachorros, que les proporcionan el oxígeno que necesitan para respirar, empezarán a desprenderse pero, como el cuello uterino no está suficientemente dilatado, no será posible el parto. Existe un alto riesgo, sobre todo si se repiten las inyecciones de oxitocina, de provocar la asfixia de los fetos y, por tanto, cuando el cuello del útero esté por fin maduro y abierto, de expulsar a los cachorros... ¡que nazcan muertos! Por lo tanto, es impensable inducir el parto en una perra utilizando oxitocina sin comprobar antes que el cuello del útero está abierto. Sin embargo, salvo en el caso de las perras más pequeñas, en las que a veces se puede utilizar un examen ginecológico para examinar el cuello uterino y evaluar su grado de apertura, normalmente no es posible juzgar el grado de dilatación del cuello uterino, ya que la vagina es demasiado profunda en la perra. Por lo tanto, es aconsejable no administrar nunca oxitocina a una perra hasta que haya nacido el primer cachorro o, al menos, haya entrado en la pelvis -entonces se puede ver que sobresale de la vulva-, lo que es una prueba de que el cuello del útero está abierto.

PELIGROS: EJEMPLOS CONCRETOS

Teniendo en cuenta esta precaución, ¿el uso de la oxitocina está exento de peligros? Desde luego que no, por eso los veterinarios sólo reservan esta hormona para indicaciones muy concretas.
Primer caso, primer peligro. Cuando una perra da a luz, se produce un retraso anormalmente largo entre la expulsión de dos cachorros sucesivos, aunque las contracciones abdominales sean visibles o hayan sido visibles. Los cachorros recién nacidos salen cada 20 ó 30 minutos de media, y debemos preocuparnos si un cachorro no nace 2 ó 3 horas después de que saliera el anterior. Si el parto no se produce porque el cachorro nonato está bloqueado, debido a una mala posición por ejemplo, utilizar oxitocina para acelerar el procedimiento no sólo es ineficaz, sino que está contraindicado. En tal caso, la oxitocina desencadenará contracciones del útero, con lo que se desprenderán las placentas, y se corre el riesgo de asfixiar y matar a todos los cachorros que se encuentran detrás del cachorro bloqueado. Cuando el intervalo entre dos partos es demasiado largo, no hay que inyectar oxitocina a ciegas, sino que el primer reflejo debe ser consultar a un veterinario que comprobará, mediante diversas pruebas, entre ellas radiografías, que no hay ningún bloqueo que impida el parto (lo que se conoce como «distocia»).
En el segundo caso, la perra de parto tiene contracciones uterinas débiles durante el parto, que evidentemente no son suficientes para permitir la expulsión de los recién nacidos. En términos médicos, este fenómeno se conoce como «inercia uterina». En estos casos, puede resultar tentador utilizar oxitocina para reforzar las contracciones del útero. El problema reside entonces en el origen de esta inercia uterina. Si es primitiva, es decir, no ha nacido ningún cachorro y el útero es evidentemente incapaz de expulsar cachorros de tamaño normal a través del tracto genital normalmente dilatado, y si estamos seguros de que la perra está a término, observando la pérdida de agua o la secreción vulvar verdosa, por ejemplo, que son completamente normales en el parto e indican el inicio del desprendimiento de la placenta, podemos probar con inyecciones de oxitocina. A continuación, se pueden administrar de 2 a 5 unidades por perra, sea cual sea su tamaño, cada 20 o 30 minutos, sin sobrepasar las 3 inyecciones, máximo 4. Después de esta etapa, si no se ha expulsado ningún cachorro, consulta inmediatamente a tu veterinario.
En todos los casos, si el cachorro nace después de 1 ó 2 inyecciones de oxitocina, es aconsejable esperar al menos una hora antes de administrar la siguiente inyección.
Lo más frecuente es que la inercia uterina sea secundaria y se produzca durante el parto, cuando la perra ya ha parido unos cuantos cachorros sin problemas y todo parece haberse detenido. Esta inercia puede deberse a la fatiga uterina, algo que suele ocurrir en perras de gran tamaño que dan a luz a camadas muy numerosas. Hay que dar tiempo al útero para que se recupere. Si inyectas oxitocina repetidamente, y sobre todo en dosis excesivas, en un útero cansado, no mejorarás la situación sino que, por el contrario, la empeorarás al saturar los pocos receptores de oxitocina aún presentes e insensibilizar el útero a la acción de esta hormona. Una vez «recuperado», el útero ya no podrá contraerse lo suficiente, ni siquiera con la ayuda de la oxitocina, y habrá que practicar una cesárea. En este caso, lo mejor es abstenerse de utilizar oxitocina y consultar a un veterinario, al menos por teléfono, para que le aconseje cómo proceder.
A menudo, los criadores utilizan inyecciones de oxitocina, sobre todo cuando las perras paren lentamente pero en excelentes condiciones, creyendo que así se acelerará el procedimiento. Este enfoque es erróneo. Es inútil, e incluso peligroso, utilizar oxitocina en una perra que está pariendo normalmente. En el mejor de los casos, no habrá ningún efecto adicional. En el peor de los casos, estas inyecciones corren el riesgo de insensibilizar el útero y provocar una inercia secundaria que puede obligar a practicar una cesárea. De este modo, el criador habrá agravado el caso de una perra que muy bien podría haber parido por sí sola.

NO AUMENTE LAS DOSIS

Terminemos esta advertencia con unas palabras sobre las dosis de oxitocina que deben utilizarse. A veces encontramos gente que utiliza hasta 20 unidades por inyección. Estas dosis nos parecen excesivas. Existe un riesgo real de desensibilizar el útero (véase el caso anterior) y, en caso de bloqueo, pueden producirse rupturas uterinas -afortunadamente poco frecuentes- tras la administración de dosis excesivas. Hay que recordar que la oxitocina es muy activa cuando la perra está a término y que el aumento de las dosis no modifica en nada su eficacia, sino todo lo contrario.

3 - OBSTRUCCIÓN

Es el tercer tipo de distocia. A menudo se complica por una inercia uterina secundaria. Hay tres causas posibles de obstrucción. O bien el cachorro es proporcionalmente demasiado grande (cabeza demasiado globosa en ciertas razas con «cara plana» - presencia de una camada pequeña con uno o dos cachorros anormalmente grandes que acompaña a un embarazo anormalmente largo que ha permitido un desarrollo corporal exagerado del recién nacido o los recién nacidos), o bien la perra no está suficientemente dilatada o presenta una malformación de la pelvis (secuelas de una fractura, estrechamiento, etc.), o bien, por último, el cachorro implicado está mal colocado y obstruye el paso.
Una obstrucción debe diagnosticarse rápidamente. Esto es fácil de hacer cuando se observan fuertes contracciones improductivas en un cachorro que puede estar o no en la pelvis. Tras tres cuartos de hora o una hora de contracciones, cuando la perra suele quejarse o agitarse, hay que acudir rápidamente al veterinario y no esperar. Las contracciones uterinas repetidas tienen el efecto de «desprender» las placentas de todos los cachorros que quedan dentro del útero. Como consecuencia, los cachorros reciben menos oxígeno y empiezan a debilitarse. Si tardamos demasiado en intervenir, corren el riesgo de nacer demasiado débiles para sobrevivir, o su desarrollo se verá comprometido. Los cachorros de hasta 15 días pueden morir como consecuencia de un parto difícil; los cachorros que han sufrido no se «benefician» como los demás y acaban muriendo a pesar de los cuidados intensivos que el criador pueda proporcionarles.

OXITOCINA Y CALCIO

¿Cómo provoca la oxitocina la contracción del útero? En realidad, esta hormona anima al músculo uterino a movilizar y utilizar el calcio, que es absolutamente esencial para todas las contracciones musculares del cuerpo.
Cuando la oxitocina no funciona correctamente en el momento del parto, los veterinarios suelen inyectar calcio para intentar favorecer la acción de la hormona. El calcio suele administrarse en forma de infusión o directamente en vena.
También hay quien prefiere inyectar la oxitocina por vía intravenosa, alegando que así la sustancia se distribuye más uniformemente por todo el cuerpo y es más eficaz. No siempre es fácil hacerlo, sobre todo porque es casi imposible conectar y mantener una infusión en una perra que está pariendo y suele estar muy agitada.

EL EFECTO «MOHO UTERINO»

Cuando una perra se aparea involuntaria o accidentalmente con un macho mucho más grande o gordo que ella, por ejemplo una perra cocker spaniel con un macho Perro Pastor Alemán, los propietarios suelen preocuparse porque están convencidos de que los cachorros serán demasiado grandes y no podrán nacer espontáneamente.
Sin embargo, en biología existe un principio conocido como efecto «molde uterino». Cuando una hembra se aparea con un macho mucho más grande -siempre que el apareamiento se produzca de forma natural-, el tamaño de los cachorros al nacer se basará generalmente en el tamaño del útero de la madre. Aunque los cachorros lleguen a ser muy grandes de adultos, no serán anormalmente grandes al nacer. Por tanto, no es absolutamente cierto que haya que abortar a una perra pequeña apareada con un perro grande.

En caso de duda, consulta a tu veterinario.

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