El perro que ladra a todo lo que se mueve

 

Ladrar es un comportamiento normal de los perros. Los ladridos no pueden eliminarse, pero el comportamiento de un perro puede modificarse para evitar ladridos excesivos. A medida que un perro crece y se acostumbra a su entorno, pierde el hábito de ladrar en respuesta a ruidos cotidianos que no suponen ninguna amenaza para la casa, la familia o para sí mismo. Cada perro es diferente, y debe consultar a su veterinario para que le aconseje sobre su comportamiento.

Según el Dr. Gary Landsberg, veterinario especializado en comportamiento animal, el secreto para eliminar los ladridos indeseados es adiestrar al perro para que obedezca órdenes sencillas como «ven», «siéntate», «quieto» o «abajo». Este adiestramiento permite al dueño interrumpir el comportamiento indeseado y sustituirlo por una orden fácil de ejecutar y que tiene recompensa. Por ejemplo, si el perro ladra porque ve al vecino trabajando en el jardín, el dueño puede pedir al animal que venga y se siente. Una vez que el perro haya obedecido (comportamiento deseable), el dueño puede recompensarlo. Así, el perro se olvidará del vecino y dejará de ladrar. Con el tiempo, al pedir con frecuencia al perro que venga y se siente, el dueño le enseña que no es necesario estar en guardia y que el comportamiento aceptable (el que se recompensa) no incluye ladrar.

El Dr. Landsberg señala que cuando los dueños castigan o regañan a sus perros ladradores, corren el riesgo de agravar el problema. En primer lugar, la voz alta o el enfado del dueño pueden aumentar la inseguridad del perro ante la llegada de un visitante y animarle a ladrar más. En segundo lugar, la atención, incluso negativa, que recibe el perro mientras ladra puede animarle a ladrar más fuerte y durante más tiempo. El objetivo es calmar al perro y recompensarle por un comportamiento aceptable. Los collares que rocían citronela cuando el perro ladra son una forma eficaz de silenciar a algunos perros, pero el dueño debe estar presente para asegurarse de que el perro se calma de verdad y recompensarle en cuanto lo haga.

Cuando un propietario se levanta regularmente por la noche para ocuparse de su perro (ya sea porque ladra, jadea, gime o deambula por la casa), corre el riesgo de agravar el problema si es de comportamiento. En cuanto al jadeo, puede deberse tanto a causas físicas como de comportamiento, por lo que se recomienda un examen médico.

En muchos casos, un recinto acogedor puede ayudar al perro (y a su dueño) a dormir plácidamente toda la noche. Colocar primero este recinto en el sótano y poner música suave para ahogar los ruidos molestos puede calmar al perro y eliminar las actividades nocturnas que perturban el sueño del dueño. Después de unas cuantas noches, el perro no sólo se acostumbrará a dormir en un corral cerrado, sino que a menudo se convertirá en el lugar preferido para las siestas diarias, si dispone de una cama blanda.

Se cree que el perro considera el corral como una «guarida» cómoda y segura. No compromete el desarrollo del perro, siempre que no se le encierre en él día y noche, lo que le privaría de contacto social.

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