Viniste al mundo junto con tu hermana Tania y tu hermano Boby como resultado de un accidente entre tu mamá Canaille y tu papá Rambo. La gente que te había reservado canceló, así que te quedaste con nosotros y te convertiste en mi pequeña Bijou. Siguieron 10 años de felicidad.
Te adaptaste muy bien a toda la familia. Empezó para ti esta vida de felicidad y amor, tenías comida a tiempo, una casa donde cobijarte y todos los mimos que quisieras. Creo, viendo todo el cariño que recibí de ti, que conseguí hacerte feliz. Cualquier ocasión era buena para demostrarme tu alegría y, por supuesto, la recompensa eran mis caricias y una galletita que te encantaba. A menudo, cuando estaba sentada en el sofá, venías y te sentabas a mi lado, acurrucada en mi brazo. Cuando te decía : «Estás haciendo el amor con tu papá», te incorporabas un poco y ponías tu mejilla contra la mía, y teníamos una sesión de mimos que a veces duraba horas. Por la noche, venías y te acurrucabas contra mí, con la cabeza apoyada en mi brazo. Te quedabas así toda la noche, a veces bajabas porque tenías demasiado calor, pero siempre volvías a mí. A menudo era una rivalidad con Milou, así que a veces os tenía a los dos contra mí, así que no es de extrañar que algunos días durmiera mal. Y luego Chouchou se fue en su nube, así que tenías todo el espacio del mundo para ti. Pero tu madre, Canaille, también quería a su padre, así que afortunadamente no ocupó mucho espacio. Luego se fue Rambo, seguido de Tonton, así que éramos cuatro. Luego le tocó a Canaille dejarnos el 23 de julio de 2009.
La vida siguió sin problemas hasta hace 1 mes. De repente se le hincharon los ganglios del cuello y algunos pequeños junto a las ubres. Así que le sacamos sangre y algunas muestras. Me alegré mucho cuando el veterinario me dijo que tu análisis de sangre era perfecto. Pero esa alegría pronto se convirtió en tristeza cuando llegaron los resultados de las muestras: era un linfoma canceroso. La operación estaba descartada y, de todas formas, la quimioterapia no te habría curado. Tras hablarlo con el veterinario, decidimos que, si no había cura, intentaríamos mantenerte lo menos dolorida posible durante el mayor tiempo posible. Así que empezaste un tratamiento paliativo con cortisona. Yo tenía mucho miedo de que empezaras a sufrir, pero siempre estabas como antes, yendo al jardín a hacer tus necesidades, a veces incluso corriendo con los demás. Pero ese maldito cáncer no te dejó en paz, avanzó muy rápido y en dos días cambiaste por completo. El sábado ya no querías comer tus croquetas, pero aceptaste comer tortitas con jamón. Inmediatamente me di cuenta de que pasaba algo grave. El domingo tus comidas fueron iguales, afortunadamente no parecías tener ningún dolor aunque tu barriga estaba un poco más hinchada de lo normal. La noche del domingo no fue como de costumbre, tuve que ayudarte a subir a la cama. Como de costumbre, te acurrucaste en mi brazo, pero mantenías los ojos abiertos. Te abracé con más fuerza, y entonces nuestros ojos se encontraron y ya no nos soltamos. En unos instantes, 10 años de felicidad pasaron volando, tus ojos eran tan suaves y misteriosos. Después de secarme las lágrimas, volví a mirarte a los ojos, y fue entonces cuando me di cuenta de lo que me decían esos preciosos ojos : me decías que sentías que el dolor se sentiría pronto, entendí en tus preciosos ojos que te despedías y me dabas las gracias por haberte querido tanto. Todavía no sabía que era nuestro último abrazo. Al día siguiente, lunes 22 de febrero de 2010, te levantaste como de costumbre pero no querías comer ni beber. Volví a mirarte a los ojos y entonces me di cuenta de que querías ir a conocer a tu mamá a su nube, así que te acostaste y no me quitabas los ojos de encima, y de vez en cuando movías la cola, estabas relajado y no sentías ningún dolor.
Llamé al veterinario y te llevé a la cama. Te acurruqué, te acaricié y lloré a moco tendido. Entonces llegó el veterinario. Tus bonitos ojos se cerraron y luego volviste a abrirlos para decir un último adiós y gracias, moviendo ligeramente la cola. Moriste en mi brazo, mejilla contra mejilla, tus ojos cariñosos se fueron para siempre. Te envolví en una manta y te estreché contra mi corazón. Sentía tu cuerpo caliente contra mí, pero ya no tenía vida. Como todos los demás loulous, ahora descansas en mi jardín secreto, tendrás bonitas flores, vendré a verte todos los días con lágrimas en los ojos y luego con el tiempo... La tristeza se irá... pero tú permanecerás en mi corazón para siempre. Siempre serás mi pequeño Mamour de chouchoute que me dio tanta amistad, tanto amor con una sinceridad que nunca he conocido en un ser humano. Aún conservo el amor de tus hermanos y de la pequeña Canelle a la que no conociste muy bien. Ninguno de ellos ocupará tu lugar en mi corazón, nunca te olvidaré, tú también te fuiste, llevándote contigo un rincón de mi corazón. Lo sé, dentro de unos meses, unos años... pero te quise tanto mi pequeña peluda, yo también tengo tu foto delante de mi ordenador y me parece que, como Chouchou y Canaille, me estás diciendo : No es culpa tuya Francis, yo también lloro donde estoy, estando separada de ti, pero nuestros corazones están unidos para toda la vida (la que te queda sin mí). Por favor, papá mío, no me olvides nunca, fuiste mi aliento de vida y si pudiera tener una segunda vida, la pasaría contigo, realmente tuve una vida feliz contigo, por desgracia demasiado corta. Adiós mi amigo de toda la vida, por favor no llores, ya no estoy aquí para consolarte, así que hazme este favor, cuando mires mi foto, regálame una sonrisa.... Si puedes. No olvides que te quise de verdad, y no pierdas la esperanza, un día, en el cielo, nos volveremos a encontrar y nada nos volverá a separar. |
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El vacío que dejarás cuando me dejes nunca se llenará.
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