Te acuerdas de la primera vez que nos vimos, yo quería acariciarte y tú me enseñabas los dientes, era como si tuvieras miedo de los hombres. Y la segunda vez, te subiste a mi regazo y me diste un beso, eso fue todo, habías comprendido que yo iba a ser tu nuevo papá. Siguieron 12 años de felicidad.
Debías de tener 2 años, pero ya te habían eutanasiado, tu dueño no se ocupaba de ti, vagabas por ahí y te las arreglabas para encontrar lo suficiente para comer. De vez en cuando ibas a comer a casa del vecino, que fue donde te conocí. Habías matado un pato y eso fue lo que la hizo tomar esa decisión. Mi corazón no pudo resistirse y me vine a casa contigo. Inmediatamente fuiste aceptado por tus 3 nuevos hermanos, Milou el Welsch, Rambo el pastor y Tonton el Loulou. Fue el comienzo de una nueva vida para ti, con comida a tiempo, un hogar donde vivir y todos los mimos que quisieras. No fue fácil al principio; tuviste que olvidar la vida infeliz que habías tenido antes. Creo que, viendo todo el cariño que recibía de ti, había conseguido hacerte feliz. Cualquier ocasión era buena para demostrarme tu alegría y, por supuesto, la recompensa eran mis caricias y una galletita que adorabas. A menudo, cuando estaba tumbado en el sofá, venías a tumbarte delante de mí, acurrucado en mi brazo, y teníamos una sesión de mimos que a veces duraba horas. Luego, por la noche, había rivalidad por subirse a mi brazo cuando me iba a la cama. El primero fue Chouchou, pero a menudo venías y te interponías entre él y yo. Menos mal que erais perritos, porque si no podría haber dormido en el suelo. Luego Chouchou se fue en su nube, así que tuviste todo el espacio del mundo para ti sola. Los miles de besos que me diste, sólo tuve que decirle un beso a mi Moumoune y me fui a lavar. Luego tuviste una gran historia de amor con Rambo y nacieron tres perritos preciosos, Bijou, Tania y Boby, sabes que ya cumplirán 10 años en septiembre.
Y la vida siguió sin problemas hasta hace 1 año. Tuviste que recibir tratamiento para una inflamación del útero, que iba muy bien, pero de la noche a la mañana tu barriguita se hinchó de forma anormal. Te llevé inmediatamente a la clínica veterinaria, donde te operaron de urgencia. Te recuperaste muy bien de la operación. Luego empezaste a tener algunos problemas intestinales, y sí ya tenías 13 años, los órganos se desgastan con la edad. Tenías un tumor hepático inoperable, así que tuviste que hacer dieta y tomar mucha medicación. Siempre tuve miedo de que empezaras a sufrir, pero siempre estabas como antes, yendo al jardín a hacer tus necesidades, escondiéndote en tus flores favoritas. Pero ese molesto cáncer no te dejaba en paz, empezaba a extenderse. Ya no querías comer más que tu pequeño filete por la mañana y por la noche, tenía que llevarte al jardín porque ya no tenías fuerzas para ir tan lejos, había sangre en tus heces, volví a la clínica pero el veredicto era: cáncer generalizado. No sabíamos cuánto tiempo más podrías seguir sin sufrir. Al día siguiente, 23 de julio de 2009, pedí cita en la clínica para poner fin a la vida que llevabas, aún sin sufrir, estabas perdiendo peso y no quería que te convirtieras en una planta. Antes de ir, te cogí en brazos en la cama y lloré como un niño, tenías la cabeza empapada. De vez en cuando levantabas la cabeza y me dabas unos besos, y veía en tus preciosos ojos que habías comprendido que nos íbamos a separar para siempre, pero también veía que me agradecías esta última prueba de amor, que era lo que pedías, irte con dignidad y dejarme un recuerdo maravilloso de ti.
Nos fuimos a la clínica sobre las 6 de la tarde, y te di mi último adiós mientras la veterinaria hacía su trabajo. Mierda, fue duro ver tus bonitos ojos cerrarse para siempre, sentir que esta vida se iba para siempre, nunca imaginé que te querría tanto, mi Canaillou, vi por un momento que a la veterinaria se le escapaba una lágrima por el rabillo del ojo al verme llorar. Moriste en mis brazos con la cabeza en mi hombro, como tanto te gustaba hacer. Te envolví en una manta y te estreché contra mi corazón y rompí a llorar de nuevo mientras te acompañaba al coche. Como todos tus hermanos, ahora descansarás en mi jardín secreto, tendrás flores, te visitaré todos los días con lágrimas en los ojos y luego, con el tiempo... La tristeza se irá... pero tú permanecerás en mi corazón para siempre. Siempre serás mi pequeña magdalena que me dio tanta amistad, tanto amor con una sinceridad que nunca he conocido en un ser humano. Cuando me diste un beso, no fue un beso de Judas sino algo que solo las personas que aman a los animales pueden entender. Aún conservo el amor de tus 3 pequeños y de la pequeña Canelle, a la que no conociste muy bien. Ninguno de ellos ocupará tu lugar en mi corazón, nunca te olvidaré, tú también te fuiste, llevándote contigo un rincón de mi corazón. Lo sé, dentro de unos meses, unos años... pero quería tanto a esta pequeña peluda, tengo su foto delante de mi ordenador y me parece que, como Chouchou, me está diciendo : No es culpa tuya Francis, yo también lloro donde estoy, estando separada de ti, pero nuestros corazones están unidos para toda la vida (la vida que te queda sin mí). Por favor, papá mío, no me olvides nunca, fuiste mi aliento de vida y si pudiera tener una segunda vida, la pasaría contigo, realmente tuve una vida feliz contigo, por desgracia demasiado corta. Adiós mi amigo de toda la vida, por favor no llores, ya no estoy aquí para consolarte, así que hazme este favor, cuando mires mi foto, regálame una sonrisa.... Si puedes. No olvides que te quise de verdad, y no pierdas la esperanza, un día, en el cielo, nos volveremos a encontrar y nada nos volverá a separar. |
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El vacío que dejarás cuando me dejes nunca se llenará.
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