La gran sorpresa fue que un día mi madre me dijo que quería un perro.
Pensé para mis adentros "no es posible que por fin haya cambiado de opinión sobre ellos, porque antes era todo el rato, ja pero los perros apestan..."
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Así que no pintaba bien lo de hacerme con uno.
Pero ahora, no estoy soñando, mi madre sí quería un perro.
Buscamos un perro durante al menos dos o tres meses, pero la frase que salía continuamente era "¡demasiado caro!
Así que empecé a desesperarme, pero un día, como cualquier otro, una amiga de mi madre dijo que conocía a alguien que podía regalarnos un cachorro, así que fuimos a verlo.
En cuanto la vimos dijimos "nos la llevamos", pero solo tenía 1 mes así que tuvimos que esperar para llevárnosla.
Por fin llegó el día, y nos trajeron a nuestra perra el 20 de junio de 2004.
Pero aún nos quedaba una cosa por resolver: ¿se llevaría bien con el gato Grisous, que odia a los perros desde que un perro le mordió la cola?
Bueno, al principio no quería saber mucho de ella, y en cuanto intentaba acercarse le daba una patada con la pata (pobrecito), pero poco a poco se fue acercando y ahora están enamoradísimos, pero ojo, que en cuanto la gata llegue a casa le hará carantoñas y le olerá el culito, pero el problema es que si uno se muere el otro seguro que se deja morir.
Todo esto fue para demostrarte que quiero a mi perra y que mi gata también la quiere.
Desde ese día, nunca me he separado de mi pequeño Chipie al que adoro.
Los 3 inseparables (Chipie, Grisous y yo)
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