Esta es una historia real | |
Todo el mundo le decía que sacrificara a su perro: era viejo, estaba enfermo, era raro... | |
Sin duda, la próxima estrella de Hollywood no se parecerá a Bullet. Cobrador dorado de 15 años y hocico canoso, Bullet se mueve con la agilidad de una tortuga, padece del corazón y está plagado de cáncer. En resumen: un candidato ideal para la eutanasia. Pero pertenece a Pam Sica y, para su dueña, la amistad no tiene precio. En abril de 2000, Pam se enteró de que su querido Bullet tenía un tumor en el hígado del tamaño de un guisante. Dada la edad del paciente, el Dr. Cangro desaconsejó la operación. La noticia conmociona a Pam. Ya había perdido mascotas, pero nunca a un amigo como Bullet. Sólo tenía 7 semanas cuando lo encontró en una cesta en la puerta de su casa, decorado con un lazo rojo y una tarjetita con estas palabras: "¿Quieres ser mi mamá? Pam nunca tuvo hijos, a pesar de su deseo, y sus mascotas se convirtieron en sus bebés. En agosto, el tumor había crecido tanto que el Dr. Laurence Cangro no podía esperar más. Tendría que operar porque una hemorragia interna podría ser mortal. Pero ni uno de cada diez propietarios gastaría tanto dinero en un animal tan viejo. Pam y Troy son la excepción. Pagaron casi 5.000 dólares para dar una oportunidad al animal. Bullet salió vivo del quirófano. Mejor aún, tenía hambre cuando despertó y, a los pocos días, estaba de vuelta en casa. Un año después, Pam tenía una nueva razón para creer en los milagros. Durante unas vacaciones en Walt Disney World, descubrió que estaba embarazada. El 10 de abril de 2002 nació Troy Joseph Sica. Pero Bullet tenía que estar preparada para esta revolución. Pam le da a su marido una manta con el bebé envuelto en ella, con el encargo de que Bullet la huela y se acostumbre al olor. Su marido coloca la manta en la cesta que sirve de cama a Bullet. De vuelta a casa, las últimas preocupaciones de Pam se evaporaron: el perro se apegó al bebé al instante. Eran alrededor de las 5 de la mañana del 1 de mayo de 2002. Troy dormía plácidamente entre las almohadas de la cama de sus padres mientras su padre se duchaba y su madre le calentaba un biberón. De repente, Bullet irrumpe en la cocina ladrando y saltando como un loco. Intenta arrastrar a Pam al dormitorio. Pero Pam no se apresura a responder a Bullet. Se dirige al cuarto de baño para hablar con su marido, pero Bullet entra en pánico, salta como no le había visto hacerlo en años y trata frenéticamente de llevarla hacia el dormitorio. Pam se resigna a seguirle, con los pasos pesados de una madre primeriza que se ha levantado demasiado temprano. El bebé está justo donde ella lo dejó, pero su piel es de un azul casi fluorescente y sus miembros están flácidos como los de un muñeco sonoro. Sólo un gorgoteo revela que aún está vivo. Troy sale corriendo y le da unas palmaditas en la espalda. Pam llama al 911. Suena la alarma: dificultad respiratoria extrema. Entonces aparece Damon Alberts, un técnico de ambulancias que vive cerca, seguido de sus colegas. La cabeza del bebé era demasiado pequeña para la máscara de oxígeno, así que los paramédicos hicieron todo lo posible por dirigir el flujo de gas a presión hacia su nariz y su boca. Un minuto después de empezar la maniobra, la cara del bebé empezó a ponerse rosada: los pulmones volvían a funcionar, pero el bebé aún no estaba fuera de peligro. Trasladado en ambulancia al hospital, tuvo que ser reanimado por segunda vez. Trasladado a la planta de pediatría, le diagnostican neumonía. Pasó cuatro días conectado a un respirador artificial y recibió antibióticos en infusión durante dos semanas. Llevará una vida normal y se mantendrá en perfecto estado de salud siempre que lleve puesto el cinturón de seguridad y evite conducir después de beber", bromea el Dr. Thomas Biancaniello, jefe de la planta de pediatría. Si Bullet no hubiera insistido tanto, el pronóstico no habría sido tan halagüeño. En los recién nacidos, las secuelas de la neumonía suelen ser muy graves", explica el Dr. Marc Salzberg. El cerebro se desarrolla hasta los dos años, y la falta de oxígeno le afecta más durante este periodo. Al cabo de unos minutos, la anoxia puede causar daños cerebrales o incluso la muerte. ¿Cómo comprendió Bullet que el pequeño Troy estaba en peligro? Los perros son muy sensibles al lenguaje corporal -señala el veterinario Dr. Marty Becker-. Se pasan horas observando nuestros más mínimos movimientos, escuchando el ritmo de nuestra respiración. Me imagino perfectamente a este perro notando una quietud inusual, una ausencia de respiración, percibiendo el peligro y corriendo hacia el líder de su manada, en este caso Pam, para dar la alarma. El verdadero milagro de esta historia no es que Bullet adivinara la angustia del recién nacido que yacía en la cama. Es que Pam aceptó prolongar la vida de este anciano dos años antes. Le di una vida extra, y él me devolvió una vida entera", dice simplemente. |