En homenaje a

A mi Guigou


Gracias a

Sylvia

Naciste en casa y captaste toda nuestra atención desde tu tercer día.

Nos encariñamos mucho y pronto nos hicimos inseparables.

Eras un perro aparte, soñador y tierno.

En tu mundo, te dedicabas a mí con lealtad y amor infalibles.

Tú, mi Iggins, que sólo comías si yo sujetaba el cuenco, que sólo aceptabas entrar en casa si yo te lo pedía, que llamabas a mi puerta por la mañana para que te abrazara...

Te dediqué 4 años sin contar las horas, y mi mayor placer era llegar a casa y encontrarte.

Por desgracia, la cardiomiopatía acabó con tu vida demasiado pronto.

Nunca olvidaré la expresión de tu cara después de desmayarte.

Sé que preferiste irte con papá para evitarme el dolor.

Me gustaría darte las gracias por esperar hasta después de las pruebas...

Pusiste a Rami en mi camino y me proteges desde ahí arriba.

Hace ya 7 años que me dejaste y mis lágrimas aún no se han secado.

A los que me dicen que sólo hay que pensar en los buenos momentos, hoy les digo que "el recuerdo de la felicidad ya no es felicidad, el recuerdo del dolor sigue siendo dolor".

Te quiero.

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