Cuando te vi en la web del refugio, tumbada en tu cesta, me puse en contacto enseguida para verlo con mis propios ojos.

Pero cuando llegamos, en vez de un refugio, era una casa en el bosque con un gran descampado lleno de perros de todo tipo.

Cuando llegaste, fue una desilusión total, estabas en un estado inimaginable, parecías cualquier cosa menos un Bulldog de 6 años, flaco, sucio, casi sin pelo y con un tumor como una naranja en el estómago.

Albine y yo nos miramos y nuestros corazones dijeron Sí, vamos a salvarte. Así que volviste a casa, a tu casa.

Todos los demás loulous te aceptaron enseguida, te convertiste en su Juju que iba a pasar unos años con ellos.

Tenías un pasado muy triste, venías de un programa de cría intensiva y como no podías reproducirte lo suficiente, estos salvajes te abandonaron como a una mierda.

Al día siguiente de llegar con nosotros, fuiste al veterinario para que te hicieran un buen chequeo. Al día siguiente estabas en la mesa de operaciones para quitarte el tumor y un pezón, además de castrarte.

Todo fue muy bien, pero la curación y la cicatrización tardaron mucho tiempo, y tu cuerpo no tenía reservas. Y ahí es donde entró el pequeño Bobby. Todos los días te limpiaba la cicatriz y día a día se cerraba bien, y el veterinario por fin pudo quitarte los hilos.

Creo que, viendo todo el cariño que recibía de ti, conseguí hacerte feliz.

Por las tardes, con los otros cachorros, venías y te acurrucabas en mi brazo, a menudo pasabas buena parte de la noche contra mí, y luego te ibas y te acomodabas en el extremo de la cama, en los pocos peluches que a Bobby le gustaba tener para dormir allí también.

Tardaste casi dos años en empezar a olvidar tu antigua vida, pero aún te quedaban algunos recuerdos infelices. Habías pasado hambre, eras un poco glotón y también estabas un poco asustado, así que seguro que lo pasaste fatal en aquella maldita perrera.

Finalmente, la vida empezó a sonreírte y aprovechabas al máximo todo lo que se te ofrecía, ya fuera comida o mimos. Y esta felicidad duró 6 largos años, hasta que de repente llegó un cangrejo y te alejó de nosotros.

Los gnaglios de tu cuello empezaron a hincharse, inmediatamente se realizó un análisis y se dio el veredicto: efectivamente se trataba de un cáncer generalizado. De acuerdo con el veterinario, no optamos por la quimioterapia, ya que habría sido muy pesado y doloroso, pero también egoísta por querer prolongar tu vida unos días o una semana o dos.

Así que seguiste tu camino alegre durante casi 3 semanas, y el último día por la mañana, tenías una mirada extraña que yo no sabía que tenías, no querías comer ni beber.

Tuvimos que ir a la clínica veterinaria a toda prisa, y fue entonces cuando todo se vino abajo: ni siquiera podías valerte por ti mismo. El veterinario te examinó y me dijo con voz preocupada: «Es hora de decir adiós».

Te dimos un último abrazo, pero apenas reaccionaste. Cuando te pusimos la primera inyección, ya no eras de este mundo, habías llegado al final de tus días. Justo antes de que cerraras los ojos, nuestros ojos se encontraron por última vez.

Como todos los demás cachorros, fuiste incinerado y ahora descansas en mi jardín secreto, te veo todos los días con una lágrima en el rabillo del ojo y luego con el tiempo...

La tristeza se irá... pero tú permanecerás en mi corazón para siempre.

Siempre serás mi pequeño Doudoune, mi viejo Juju d'amour que me dio tanta amistad, tanto amor con una sinceridad que nunca he conocido en un ser humano.

Todavía tengo el amor de Bijou, Bobby y la pequeña Tania, rescatada de España, pero ninguno de ellos te sustituirá. Eras única, con tu verdadero carácter de Bulldog, y nunca te olvidaré.

Lo sé, dentro de unos meses, unos años... pero te quise tanto a pesar del poco tiempo que pasaste conmigo, que también tienes una foto delante de mi ordenador y me parece que, como todos los demás cachorros, me estás diciendo :

No es culpa tuya, Francis, yo también lloro, donde estoy, al separarme de ti, pero nuestros corazones están unidos para toda la vida (la que te queda sin mí).

Por favor, papá mío, no me olvides nunca, fuiste mi aliento de vida y si pudiera tener una segunda vida, la pasaría contigo, realmente tuve una vida feliz contigo, por desgracia demasiado corta.

Adiós mi amigo de toda la vida, por favor no llores, ya no estoy aquí para consolarte, así que hazme este favor, cuando mires mi foto, regálame una sonrisa.... Si puedes.

No olvides que te quise de verdad, y no pierdas la esperanza, un día, en el cielo, nos volveremos a encontrar y nada nos volverá a separar.

 

El vacío que dejarás cuando me dejes nunca se llenará.

La herida de mi corazón nunca cicatrizará.

A pesar del paso del tiempo, siempre estás tan presente en mis pensamientos y en mi corazón.

Este tiempo que pasa impasible ante el sufrimiento humano...



Sé feliz mi Juju de amor, mi Doudoune en este mundo donde todos los animales son iguales y protege a quien te amó y que nunca te olvidará.

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